CUMBRE. Palabra cómoda, comodín. Sirve para todo, para encuentros de altura y de bajura.
CLIMA. La cumbre de Durban se hundió. Los políticos hablaron sobre el cambio climático entre rayos. No se pusieron de acuerdo. Nunca lo hacen. Estas reuniones solo sirven para convocar las siguientes, otras merendolas, más gintónics a medianoche. “La próxima vez firmaremos”. Y así hasta el infinito. Sí, la siguiente conferencia, cuando la lava esté a los pies, burbujeante.
DERROCHAR. Unos despilfarradores. Desplazan a cientos de burócratas, cobran dietas, los alojan en hoteles caros, vuelan en business. Qué desfachatez. Son los más contaminantes. Su huella de carbono es de gigantes. La inutilidad de esos comités es pareja a la grandilocuencia. Eliminémoslos. Por favor, déjennos morir en paz, ahogados en nuestro propio calentamiento.
RESISTIR. El Dinámico Dúo, Ramón de la Calva y Manuel Arcusa. O al revés. En una entrevista explican que Resistiré es un himno: “Es un icono de canción para una queja colectiva, no solo del 15-M, también del colectivo gay”. Modosos y peinaditos, jamás me parecieron antisistema. Los veía contonearse en la tele en blanco y negro, entre las sonrisas y la aquiescencia del régimen de conserjes uniformados. Quince años tiene mi amor. Perdóname. Esos ojitos negros. Cuánto compromiso. Qué rebeldía. Himnos movilizadores. Quisiera ser.
ÍDOLO. Lo fue Sócrates. Al griego la cicuta le destrozó el hígado; al futbolista, la bebida. Ambos,suicidas a su pesar. Mi memoria futbolística es una telaraña: rescato recuerdos viscosos. Pero rememoro a Sócrates y el Brasil del mundial de Naranjito,la mascota con rabito. Un mundial cítrico, en el que España fue desgajada, cómo no, sin llegar a los partidos decisivos. Fue un verano tórrido, de televisores expulsando un calor que pesaba. No sé contra quién jugaban los brasileños, pero sigo viendo los regates filosóficos de Sócrates y el vapor amarillo a su paso. Un nombre para no olvidar de cuando el fútbol todavía era pop.
MUDO. El título de las memorias del hermano Marx silente: ¡Harpo habla! Rajoy se lo ha robado: ¡Mariano habla!
PEGAR. En el debut europeo, Mariano se fotografió sentado tras Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Parecía pegado con Photoshop. Puede que la irrealidad estuviera en la sonrisa, suspendida en el aire, abriéndose paso con fórceps en la barba arbustiva. Mariano ríe y aparece la mueca. Mariano no sabe reír y puede que el país necesite un presidente sin sonrisa. Se le veía incómodo, sacando la cabeza tras la alemana y el francés, como si estuviera en prácticas, conociendo a los jefes.
RESISTIR (Y 2). Cuando el mundo pierda toda magia / Cuando mi enemigo sea yo / Cuando me apuñale la nostalgia / Y no reconozca ni mi voz. Es una estrofa de Resistiré. Una canción política. El epitafio de José Luis Rodríguez Zapatero.
CLIMA. La cumbre de Durban se hundió. Los políticos hablaron sobre el cambio climático entre rayos. No se pusieron de acuerdo. Nunca lo hacen. Estas reuniones solo sirven para convocar las siguientes, otras merendolas, más gintónics a medianoche. “La próxima vez firmaremos”. Y así hasta el infinito. Sí, la siguiente conferencia, cuando la lava esté a los pies, burbujeante.
DERROCHAR. Unos despilfarradores. Desplazan a cientos de burócratas, cobran dietas, los alojan en hoteles caros, vuelan en business. Qué desfachatez. Son los más contaminantes. Su huella de carbono es de gigantes. La inutilidad de esos comités es pareja a la grandilocuencia. Eliminémoslos. Por favor, déjennos morir en paz, ahogados en nuestro propio calentamiento.
RESISTIR. El Dinámico Dúo, Ramón de la Calva y Manuel Arcusa. O al revés. En una entrevista explican que Resistiré es un himno: “Es un icono de canción para una queja colectiva, no solo del 15-M, también del colectivo gay”. Modosos y peinaditos, jamás me parecieron antisistema. Los veía contonearse en la tele en blanco y negro, entre las sonrisas y la aquiescencia del régimen de conserjes uniformados. Quince años tiene mi amor. Perdóname. Esos ojitos negros. Cuánto compromiso. Qué rebeldía. Himnos movilizadores. Quisiera ser.
ÍDOLO. Lo fue Sócrates. Al griego la cicuta le destrozó el hígado; al futbolista, la bebida. Ambos,suicidas a su pesar. Mi memoria futbolística es una telaraña: rescato recuerdos viscosos. Pero rememoro a Sócrates y el Brasil del mundial de Naranjito,la mascota con rabito. Un mundial cítrico, en el que España fue desgajada, cómo no, sin llegar a los partidos decisivos. Fue un verano tórrido, de televisores expulsando un calor que pesaba. No sé contra quién jugaban los brasileños, pero sigo viendo los regates filosóficos de Sócrates y el vapor amarillo a su paso. Un nombre para no olvidar de cuando el fútbol todavía era pop.
MUDO. El título de las memorias del hermano Marx silente: ¡Harpo habla! Rajoy se lo ha robado: ¡Mariano habla!
PEGAR. En el debut europeo, Mariano se fotografió sentado tras Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Parecía pegado con Photoshop. Puede que la irrealidad estuviera en la sonrisa, suspendida en el aire, abriéndose paso con fórceps en la barba arbustiva. Mariano ríe y aparece la mueca. Mariano no sabe reír y puede que el país necesite un presidente sin sonrisa. Se le veía incómodo, sacando la cabeza tras la alemana y el francés, como si estuviera en prácticas, conociendo a los jefes.
RESISTIR (Y 2). Cuando el mundo pierda toda magia / Cuando mi enemigo sea yo / Cuando me apuñale la nostalgia / Y no reconozca ni mi voz. Es una estrofa de Resistiré. Una canción política. El epitafio de José Luis Rodríguez Zapatero.
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